¿Por qué?

Después de leer las memorias de Alejandro Llano, un filósofo español, en su libro "Olor A Yerba Seca", redescubrí mis propias memorias, y de alguna manera también desperté de un profundo sueño en el que me había sumido y creo que todos tenemos a veces que volver a "despertar".

Y al oler nuestras propias yerbas secas, recordaremos quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos...

domingo, 18 de enero de 2015

“Es como si te despiertas de golpe y no entiendes lo que pasó”


Así describiría lo que pasó. Lo describiría como algo que lo hice dormida, sin conciencia de lo que hacía, pero con algunas ideas en la cabeza. Lo que hace que sea una pesadilla es que las acciones no hayan tenido sentido. Ahora me explico, nuestra generación es parte de una ola, a la que llamamos “globalización”. Llamamos a la ola, desarrollo, tecnología, futuro, yo la llamaría, comodidad, porquería y retroceso.

Nos han vendido tantas cosas como buenas, que podríamos decir que vivimos en un mundo maravilloso, donde todo lo que nos dan es mejor que lo anterior. Pueden decir que todo es una forma de ayudar a la gente y que con todo lo que tenemos, con lo mejor, no habría espacio para algo que nos hiciera mal. Pero, ¿la gente no se cansa? ¿No se cansan de vendernos cosas materiales, no se cansan el utilitarismo?

Estas fueron mis dudas por mucho tiempo, hasta que me desperté, había sido parte de esta ola también. Y pues, es inevitable ser parte de esto, la tecnología nos ayuda efectivamente, y la información nos hace entender cosas que antes éramos incapaces de conocer. Pero, ¿hasta qué punto somos libres de escoger lo que queremos?

Actualmente, en el siglo XXI, los jóvenes estamos acostumbrados a que todo esté a nuestro alcance “a saberlo todo”. Tenemos toda la información que queramos al tocar una pantalla. Sabemos lo que pasa en todo el mundo, pero debemos ser más inteligentes que eso y buscar la verdad. Los medios nos informan sobre lo que quieren que sepamos y no podemos enterarnos exactamente de lo que pasa en todos lados a todas horas.

El sistema maneja todo, y a todos. Somos parte de la masa. ¿Podemos salir? Salir sería algo muy drástico, ya que involucraría salir de una sociedad para tener una propia en la cual igual habría un sistema que controlaría y así sucesivamente. La opción, es ser parte del sistema, pero marcar la diferencia.

Podemos hacer que el sistema juegue a nuestro favor, sí, jugar con el sistema. Podemos jugar a marcar la diferencia, a ser líderes. Podemos jugar a que la masa nos siga y así seguir adelante, haciendo pensar al resto si eso es lo que desea. Hemos comprobado que la mayoría de las personas prefieren no pensar, y con esto elegir la comodidad. Si es que ya lo han hecho, entonces estarán dispuestos a trabajar para nosotros.

Sí, todos lo leyeron: “…trabajar para nosotros.” ¿Será que queremos a gente que trabaje para nosotros? ¿Y que lleguen a ser solo eso? Desvalorizar a la persona justo como lo está haciendo la industria, pues no. Es darle una oportunidad a la gente para ser mejor. Una oportunidad para sobresalir ante todo recuperar sus metas.

Algo que me he dado cuenta últimamente es que las personas “cómodas” la gente, no nace siendo solo eso. La gente nace y va creciendo con sueños y metas, pero en algún lugar en el camino se va transformando en eso que sería la masa. Me desperté y me di cuenta que yo, no quiero ser masa y no quiero ser solo gente. Me desperté por que no podía seguir dormida siendo como los demás.


 Escrito por:   Rafaela Müller    -    @rafamuller9

1 comentario:

  1. Me desperté pero aún era un hombre infeliz, porque aquellos a los que más quería seguían dormiendo esta dulce pesadilla

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