¿Por qué?

Después de leer las memorias de Alejandro Llano, un filósofo español, en su libro "Olor A Yerba Seca", redescubrí mis propias memorias, y de alguna manera también desperté de un profundo sueño en el que me había sumido y creo que todos tenemos a veces que volver a "despertar".

Y al oler nuestras propias yerbas secas, recordaremos quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos...

¿Qué es la Justicia?

                     Cuando Kelsen se plantea "¿Qué es la Justicia?", y afirma que no ha habido pregunta que más haya constreñido al mundo, que más haya sido objeto de especulación por parte de filósofos, que más sangre haya derramado o que más lágrimas haya desbordado; olvida una parte importante -imprescindible- de la historia de la humanidad: la verdad. Irónicamente Kelsen peca de injusto al iniciar su discurso, sesgando la posibilidad de conocer lo que en verdad significa justicia, se conforma con un simple "No obstante, ahora como entonces, carece de respuesta. Tal vez se deba a que constituye una de esas preguntas respecto de las cuales resulta válido ese resignado saber que no puede hallarse una respuesta definitiva: sólo cabe el esfuerzo por formularla mejor".1

                Es necesario -en un primer esbozo- para acercarnos a la Justicia conocer quién la opera. Sabemos que la ejercen los hombres, muchos han sido los intentos fallidos de realizar programas, y aunque se los realizaran, en última instancia habría un hombre programándolos detrás. Resulta entonces que la Justicia es propia del actuar libre del hombre. Conocido esto, muy acertado sería preguntarse ¿Pero qué clase de actuación es? Evidentemente es una actuación buena, por eso se distingue de la no muy querida "injusticia", y al tener esa connotación positiva intuimos que un hombre justo, tiene relación con un hombre bueno. Sin embargo, ¿Qué es un hombre bueno? ¿Dónde puedo encontrar la bondad en el hombre? la respuesta surge naturalmente: en su actuar. Analizando un ejemplo sencillo, cuando vemos que un hombre es puntual, porque llega a tiempo -no un vez, sino habitualmente- decimos: "qué bueno, que bien", descubriendo así que la bondad de los actos humanos se relacionan con las virtudes humanas, las cuáles deberían ser objeto de un estudio para entender mejor: qué es la Justicia. Lastimosamente de nuevo Kelsen cae en un error, él pretende conocer una virtud, preguntándose por su contrario: un vicio; "Si sabemos que es el vicio, podremos saber consiguientemente qué es la virtud, pues la virtud es contraria al vicio".

                Surge una nueva cuestión que nos plantea el pensamiento del jurista alemán: ¿Realmente podemos conocer lo que es algo, preguntándonos por su opuesto? ...o más bien pensar de esa manera ¿Acaso eso no es pretender conocer lo que tengo enfrente, mirando hacia otro lado? Creo que la opción de voltear la vista es la que más concuerda con la realidad de ese pensamiento. Si yo quiero conocer sobre la luz, sus partículas, sus componentes, si es que es un tipo de energía, etc.; tengo que estudiar a la luz, no a la oscuridad. ¿Por qué? porque la oscuridad simplemente es la falta, la ausencia de luz. No puedo conocer lo que es algo, preguntándome sobre lo que no es, de igual manera no puedo conocer a la Justicia -verdaderamente- preguntándome sobre lo que no es: la injusticia; ni se puede conocer realmente lo que es la virtud, preguntándome sobre lo que no es. Volviendo al caso del hombre puntual, era evidente que para que sea puntual tenía que haber llegado a tiempo varias veces -no solo una- entonces la virtud se encuentra en el hábito, en la repetición, de una conducta que es buena porque te perfecciona: un reloj que marque bien la hora, es más perfecto que uno que se atrase porque el uno cumple el fin del reloj, dar la hora. Entonces un hombre puntual es más perfecto que uno impuntual. Virtud entonces es un hábito (repetitivo), operativo (voluntario), bueno (te perfecciona).

                 En otro pequeño esbozo podemos intuir que justicia tiene alguna relación con el derecho. Cuando una persona pide que le hagan justicia, pide que le reconozcan su derecho. Entonces cuando se pide justicia se pide que le den lo que le corresponde. Ahora, una vez descubierto quién opera la justicia y qué tipo de operación es, podemos afirmar con tranquilidad que justicia se relaciona: con virtud, pues la hacen los hombres; con dar a cada uno, reconocer; lo suyo, su derecho. La función de la justicia está en dar a cada uno lo suyo, su derecho. Pero nuevamente surge otra interrogante, se ve de manera plausible que la justicia sigue al derecho, entonces ¿Quién dice el Derecho?

                Siguiendo la línea de Kelsen -por lo menos en los sistemas demócratas- la voz de quien dice el derecho es la de la mayoría, la del voto popular. En el mismo ejemplo de Kelsen, Pilatos no sabía qué es lo justo -ni cuál es la verdad- así que simplemente decide confiar el problema a la mayoría. Consecuencias: la muerte de un inocente. Pero la condición que le da valor a la democracia es el pluralismo que lo que hace no es más que reconocer los diversos caminos que la libertad sigue en su búsqueda de la verdad política.(...) El hecho de que tenga relevancia discutir acerca de la justicia o injusticia de una ley, responde a que los interlocutores saben que existe lo justo -una verdad, tales como derechos humanos inviolables, etc.-, por más que unas veces sea reconocido por el poder establecido y otras no. Si se partiera de que la verdad es convencional o inaccesible, las opiniones encontradas sólo serían expresión de intereses en conflicto, de manera que todas vendrían a valer lo mismo, porque nada valdría. Y si no hay más verdad que la de la mayoría, no tiene sentido preguntar por otra distinta.2 Es necesario -como queda evidenciado- que no se puede caer en un relativismo de la mayoría, pues la mayoría se equivoca. La mayoría ha matado a inocentes, iniciado guerras, permitido la esclavitud y la segregación. Es necesario partir de que si el pluralismo tiene validez, es porque desde ahí se tiene distintas perspectivas puestas en un mismo fin: lo verdaderamente justo. Queda la pregunta: ¿Quién tendría que decir el derecho?
 
                Una vez descubierto que una persona justa, era aquella que ejercía habitualmente la justicia -daba a cada uno lo suyo-; entonces una sociedad es justa porque sus miembros habitualmente ejercen la justicia. El orden social justo, nace de que sus individuos conozcan la en verdad la realidad y practiquen la justicia. Por esta razón el derecho debe ser dictado conforme a lo que la sociedad, en orden social justo, diga y porque sus miembros busquen conocer cuáles son verdaderamente sus derechos y se pueda plasmar en las leyes, no por un arbitrio salido de la nada sino como fruto del conocimiento de la realidad. Debemos darles las gracias a los nazis y los comunistas el abrirnos los ojos sobre: que el derecho y lo justo no necesariamente son sinónimos. Solo cuando el derecho es dictado conforme al orden social justo -la realidad de lo que le corresponde a cada uno- entonces le seguirá la justicia como acto segundo y Kelsen podrá descansar tranquilo, pues cobra sentido -tras este profundo análisis- la realidad más profunda sobre "¿Qué es la Justicia?". La Justicia se debe desprende de un Derecho conformado por un orden social justo, que dicte los derechos que verdaderamente se tienen, es una virtud, es una entrega de lo que le es suyo a cada uno, en una frase: la Justicia no es otra cosa que la mensajera de la Verdad.
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1 ¿Qué es la Justicia? - Hans Kelsen

2 Realidad y relativismo - José Ramón Ayllón

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