Cuando
Kelsen se plantea "¿Qué es la Justicia?", y afirma que no ha habido
pregunta que más haya constreñido al mundo, que más haya sido objeto de
especulación por parte de filósofos, que más sangre haya derramado o que más
lágrimas haya desbordado; olvida una parte importante -imprescindible- de la
historia de la humanidad: la verdad. Irónicamente Kelsen peca de injusto al iniciar
su discurso, sesgando la posibilidad de conocer lo que en verdad significa justicia, se conforma con un simple "No obstante, ahora como entonces,
carece de respuesta. Tal vez se deba a que constituye una de esas preguntas
respecto de las cuales resulta válido ese resignado saber que no puede hallarse
una respuesta definitiva: sólo cabe el esfuerzo por formularla mejor".1
Es
necesario -en un primer esbozo- para acercarnos a la Justicia conocer quién la opera. Sabemos que la ejercen
los hombres, muchos han sido los intentos fallidos de realizar programas, y aunque
se los realizaran, en última instancia habría un hombre programándolos detrás.
Resulta entonces que la Justicia es propia del actuar libre del hombre.
Conocido esto, muy acertado sería preguntarse ¿Pero qué clase de actuación es?
Evidentemente es una actuación buena, por eso se distingue de la no muy querida
"injusticia", y al tener esa connotación positiva intuimos que un
hombre justo, tiene relación con un hombre bueno. Sin embargo, ¿Qué es un
hombre bueno? ¿Dónde puedo encontrar la bondad en el hombre? la respuesta surge
naturalmente: en su actuar. Analizando un ejemplo sencillo, cuando vemos que un
hombre es puntual, porque llega a tiempo -no un vez, sino habitualmente- decimos: "qué bueno, que bien",
descubriendo así que la bondad de los actos humanos se relacionan con las
virtudes humanas, las cuáles deberían ser objeto de un estudio para entender
mejor: qué es la Justicia. Lastimosamente de nuevo Kelsen cae en un error, él
pretende conocer una virtud, preguntándose por su contrario: un vicio; "Si
sabemos que es el vicio, podremos saber consiguientemente qué es la virtud, pues
la virtud es contraria al vicio".
Surge
una nueva cuestión que nos plantea el pensamiento del jurista alemán:
¿Realmente podemos conocer lo que es
algo, preguntándonos por su opuesto? ...o más bien pensar de esa manera ¿Acaso
eso no es pretender conocer lo que tengo enfrente, mirando hacia otro lado?
Creo que la opción de voltear la vista es la que más concuerda con la realidad
de ese pensamiento. Si yo quiero conocer sobre la luz, sus partículas, sus
componentes, si es que es un tipo de energía, etc.; tengo que estudiar a la
luz, no a la oscuridad. ¿Por qué? porque la oscuridad simplemente es la falta,
la ausencia de luz. No puedo conocer lo que es
algo, preguntándome sobre lo que no
es, de igual manera no puedo conocer a la Justicia -verdaderamente-
preguntándome sobre lo que no es: la injusticia; ni se puede conocer realmente
lo que es la virtud, preguntándome
sobre lo que no es. Volviendo al caso
del hombre puntual, era evidente que para que sea puntual tenía que haber
llegado a tiempo varias veces -no solo una- entonces la virtud se encuentra en
el hábito, en la repetición, de una conducta que es buena porque te
perfecciona: un reloj que marque bien la hora, es más perfecto que uno que se
atrase porque el uno cumple el fin del reloj, dar la hora. Entonces un hombre
puntual es más perfecto que uno impuntual. Virtud entonces es un hábito
(repetitivo), operativo (voluntario), bueno (te perfecciona).
En otro pequeño esbozo podemos intuir que
justicia tiene alguna relación con el derecho. Cuando una persona pide que le
hagan justicia, pide que le reconozcan su derecho. Entonces cuando se pide
justicia se pide que le den lo que le corresponde. Ahora, una vez descubierto quién opera la justicia y qué tipo de operación es, podemos
afirmar con tranquilidad que justicia se relaciona: con virtud, pues la hacen
los hombres; con dar a cada uno, reconocer; lo suyo, su derecho. La función de
la justicia está en dar a cada uno lo suyo, su derecho. Pero nuevamente surge
otra interrogante, se ve de manera plausible que la justicia sigue al derecho,
entonces ¿Quién dice el Derecho?
Siguiendo
la línea de Kelsen -por lo menos en los sistemas demócratas- la voz de quien
dice el derecho es la de la mayoría, la del voto popular. En el mismo ejemplo
de Kelsen, Pilatos no sabía qué es lo justo -ni cuál es la verdad- así que
simplemente decide confiar el problema a la mayoría. Consecuencias: la muerte
de un inocente. Pero la condición que le
da valor a la democracia es el pluralismo que lo que hace no es más que
reconocer los diversos caminos que la libertad sigue en su búsqueda de la
verdad política.(...) El hecho de que tenga relevancia discutir acerca de la
justicia o injusticia de una ley, responde a que los interlocutores saben que
existe lo justo -una verdad, tales como derechos humanos inviolables, etc.-, por más que unas veces sea reconocido por
el poder establecido y otras no. Si se partiera de que la verdad es
convencional o inaccesible, las opiniones encontradas sólo serían expresión de
intereses en conflicto, de manera que todas vendrían a valer lo mismo, porque
nada valdría. Y si no hay más verdad que la de la mayoría, no tiene sentido
preguntar por otra distinta.2 Es necesario -como queda evidenciado-
que no se puede caer en un relativismo de la mayoría, pues la mayoría se
equivoca. La mayoría ha matado a inocentes, iniciado guerras, permitido la
esclavitud y la segregación. Es necesario partir de que si el pluralismo tiene
validez, es porque desde ahí se tiene distintas perspectivas puestas en un
mismo fin: lo verdaderamente justo.
Queda la pregunta: ¿Quién tendría que decir el derecho?
Una
vez descubierto que una persona justa, era aquella que ejercía habitualmente la
justicia -daba a cada uno lo suyo-; entonces una sociedad es justa porque sus
miembros habitualmente ejercen la justicia. El orden social justo, nace de que
sus individuos conozcan la en verdad la
realidad y practiquen la justicia. Por esta razón el derecho debe ser dictado
conforme a lo que la sociedad, en orden social justo, diga y porque sus
miembros busquen conocer cuáles son verdaderamente
sus derechos y se pueda plasmar en las leyes, no por un arbitrio salido de la
nada sino como fruto del conocimiento de la realidad. Debemos darles las
gracias a los nazis y los comunistas el abrirnos los ojos sobre: que el derecho
y lo justo no necesariamente son sinónimos. Solo cuando el derecho es dictado
conforme al orden social justo -la realidad de lo que le corresponde a cada
uno- entonces le seguirá la justicia como acto segundo y Kelsen podrá descansar
tranquilo, pues cobra sentido -tras este profundo análisis- la realidad más
profunda sobre "¿Qué es la Justicia?". La Justicia se debe desprende
de un Derecho conformado por un orden social justo, que dicte los derechos que verdaderamente se tienen, es una virtud,
es una entrega de lo que le es suyo a cada uno, en una frase: la Justicia no es
otra cosa que la mensajera de la Verdad.
______________________________________
1
¿Qué es la Justicia? - Hans Kelsen
2 Realidad
y relativismo - José Ramón Ayllón
No hay comentarios.:
Publicar un comentario