Siempre consideré como poco prácticas las carreras en las que no producías un montón de dinero. Es decir, ¿Por qué alguien estudiaría Ontología? Yo sé, que los entes son los que pagan... pero no van a pagar porque les explique la diferencia de su acto de ser y su existencia. Si es que ellos pagan, es porque les gané un juicio, vendí sus propiedades o los curé de sus enfermedades. A veces siento que este mundo nos prepara tanto para ser "excelentes profesionales", pero no nos habla de ser felices. Asumen que la felicidad está implícita ¿En verdad lo está? Nunca voy a olvidar una anécdota que me contó un profesor de filosofía, cuando trataba de explicar la "locura" en la que se había metido por seguir una rama tan poco práctica.
Cierto hombre de ciencia llegaba a su casa cansado del trabajo... Muchas veces había contemplado desde su ventana la paz serena de las aguas en el mar vecino. Era para él una tentación dar un paseo y adentrarse entre las olas. Ese día decidió darse un poco de descanso. En el embarcadero, alquiló un bote y se dispuso a penetrar en el mar. Era media tarde. Como distracción entabló conversación con el rústico barquero. Dime, preguntó de pronto:- ¿sabes matemáticas? El hombre se quedó desconcertado ante la pregunta inaudita, y contestó: -¿qué es eso señor? -¿cómo? ¿no sabes siquiera que son las matemáticas? Y trató como pudo hacerse entender. Al final de la explicación dijo: -¡qué lástima! Has perdido un cuarto de tu vida. El buen marinero asintió tranquilamente. De nuevo otra pregunta: -¿y geografía? ¿tampoco sabes qué es la geografía? ¡pero qué hombre! Tras larga explicación acabó como antes: -has perdido otro cuarto de tu vida. -¿Algo si habrás leído de literatura, aunque sea de la barata? Preguntó de nuevo el culto personaje. ¡pues nada!
Admirado de la ignorancia que reinaba en nuestros días, pensó si no sería cuestión de hacer un largo informe al Ministerio de Educación Pública sobre las trágicas consecuencias que pueden venir al brillante siglo XXI en el caso de permanecer en la ignorancia las masas populares. ¡Por supuesto al barquero se le habían acabado los cuartos de vida!
La tarde empezó espléndida, pero poco a poco se fue cubriendo de nubes. Alejados del puerto, tal vez demasiado, y viendo el marinero que el mar presentaba malos síntomas, le dijo a su sabio acompañante: -señor, conviene regresar. Así lo hicieron. Pero las aguas cada vez golpeaban con más firmeza la endeble embarcación; algo de agua había entrado, se logró sacar. De pronto, un golpetazo hizo rodar a nuestros hombres; el ojo perspicaz del experimentado marinero descubrió una pequeña raja en la popa; rápidamente midió la distancia del puerto por las luces y, dirigiéndose al sabio dijo: -¿sabe usted nadar? -Jamás tuve tiempo, contestó el otro. Entonces con la mayor serenidad que pudo, dijo el hombre rústico: -lo siento de verdad, me temo que ha perdido toda su vida.
"¡Es simplemente una anécdota! Por su puesto que es excelente saber matemáticas, geografía, llevar una fábrica, montar un buen negocio... pero si en esta tierra de paso queremos ser realistas, y no perder el tiempo definitivamente, conviene saber algo más sobre el alma y la eternidad.. no vaya a suceder que la barca haga agua y sea imposible llegar a la orilla", con esas palabras me despertó mi querido profesor, y me hizo tomar un bando: perder o ganar. Perder la vida, sin haber logrado darle un sentido o ganar una vida donde compagine lo temporal y lo eterno. Creo que la segunda opción es la única que permite una agradable muerte, ya lo dijo Da Vinci "Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte." ...y tú ¿en qué lado estás?
*Eternamente agradecido a mi profesor el Dr. Reig Satorres